Qué hay que tener en cuenta antes de iniciar las obras de rehabilitación de una vivienda
A la hora de reformar una vivienda, es imprescindible, en primer lugar, tener muy claro qué es lo que quieres hacer y qué es exactamente lo que necesitas para sentirte más a gusto en tu hogar.
Puede ser que simplemente quieras hacer una serie de cambios estéticos que le den otro aire a tu casa, o es posible que desees realizar una completa remodelación de la vivienda, que puede incluir el cambio de la distribución de la misma, instalaciones, cerramientos, armarios etc.
En el primer caso, puede bastar con renovar la pintura, o quizá queramos ir un poco más allá y cambiar alicatados, suelos, sanitarios, añadir una mampara en el baño etc.
En general, un cambio estético suele ser sencillo, se puede realizar con relativa rapidez, y no requiere un gran desembolso económico. Bastará con elegir colores, los nuevos elementos que queremos incorporar a nuestra casa y buscar un buen profesional, salvo que seamos unos manitas capaces de hacerlo todo por nuestra cuenta.
Si el cambio es un poco más profundo, e incluye nuevos alicatados o poner un nuevo suelo, es imprescindible que nos planteemos muy seriamente cuál es el estado de las instalaciones de nuestra casa y si es conveniente cambiarlas, ya que, en el caso de que no lo hagamos, nos arriesgamos a que cualquier rotura o avería en nuestra instalación de fontanería, electricidad o de saneamiento nos obligue a romper lo que hemos arreglado hace poco.
Es cierto, cambiar las instalaciones de una vivienda encarece la reforma e implica que se multiplique el tiempo y las preocupaciones que la misma puede generarnos, pero sin duda, puede valer la pena, y en el medio o largo plazo puede suponer un ahorro económico y en dolores de cabeza que hemos de tener muy en cuenta, especialmente si nuestra vivienda tiene ya unos años.
Si finalmente nos decidimos por realizar una reforma integral de nuestra vivienda, hemos de ser muy conscientes de que nos enfrentamos a un proceso muchas veces estresante, al que no estamos acostumbrados, y en el que vamos a tener que tomar constantemente decisiones que afectarán a nuestra calidad de vida futura.
Planifica al máximo, aunque teniendo en cuenta que siempre pueden surgir imprevistos con los que tendrás que lidiar con tranquilidad y sensatez, intenta, antes de empezar con la reforma, dejar el menor número de cabos sueltos.
Para ello, lo mejor es que tengas en cuenta os siguientes consejos: